plan financiación restaurante

En este apartado vamos a tratar de explicar cuáles son los diferentes mecanismos que tenemos para poder financiar nuestra inversión, para poder pagar lo que necesitamos para iniciar y poner en marcha nuestro restaurante.

Aun así, antes de empezar debo preguntarme lo siguiente:

¿De cuánto dinero dispongo? ¿Quién puede ayudarme o dejarme el dinero que necesito para montar mi restaurante? ¿Cómo puedo financiar la inversión?

Bien, la procedencia de los recursos es muy importante. Pueden ser recursos propios o externos, entendiendo como tales tanto si proceden de tu familia o amigos como si los concede el banco.

Si se trata de dinero prestado o facilitado por la familia o los amigos, es preciso tener mucho cuidado… ¡podrías perder el dinero y a los amigos! Desde luego, este dinero “próximo” siempre es una solución que está ahí, pero debes procurar no hipotecar a padres o hermanos, que te van a dejar el dinero con toda su buena voluntad.

Como hemos dicho, puede ser que el dinero provenga de socios. Estos pueden ser simplemente socios capitalistas, es decir, que inviertan el dinero sin implicarse en el concepto del proyecto, ni en su desarrollo ni orientación. Tu socio (o socios) puede trabajar contigo, y en este caso siempre es preciso tener en cuenta que cuantos más sean, más se tendrán que repartir los beneficios.

Por último, puedes solicitar que un banco te conceda un dinero para montar el negocio. Para ello deberás presentar un modelo de plan de negocio, lo más realista posible, que pueda comunicar y convencer a quienes te van a facilitar los recursos necesarios para montarlo. En cierto modo, un banco no deja de ser un socio capitalista, al que también deberás devolver el dinero, como a cualquier otro socio, ya que pocas veces se invierte en un negocio a fondo perdido.

En conclusión, existen tres alternativas para financiar un negocio desde el punto de vista de quien aporta el dinero:

 

  1. El emprendedor: la persona que posee la idea es capaz de aportar el dinero suficiente para comenzar el negocio.
  2. Los socios: se puede formar una sociedad donde cada uno de los miembros aporta una cantidad a la empresa.
  3. Los bancos (u otros acreedores): alguien externo a la empresa provee el dinero necesario requerido a cambio de la devolución del mismo, más el pago de un interés. Normalmente es con alguna garantía personal o material de la devolución del principal.

 

Por todo ello, antes de continuar con las posibilidades de financiación debemos determinar, tal como hemos señalado en las primeras páginas de este capítulo: ¿cuánto me cuesta montar el restaurante? Esa es la cifra a financiar.

Para encarar este tema es preciso saber:

 

  • En primer lugar, cuántos recursos tengo, generalmente como consecuencia de haber ahorrado un dinero.
  • En segundo lugar, suponiendo que yo no tuviera suficientes recursos propios, puedo enterarme de cuántos recursos tienen las personas de mi entorno más próximo, y de cuánto podría disponer yo.
  • En tercer lugar, en caso de que no pueda contar
    con las dos anteriores opciones, puedo acudir
    a un banco.
  • En último término, en caso de que el banco no pudiera facilitarme el dinero necesario, existe la posibilidad, como hemos señalado en la página anterior, de asociarse.

 

A partir de una valoración de estos factores, deberás decidirte por un tipo de financiación u otro, siempre que alguno de ellos se ajuste y sea suficiente. Por otra parte, a la hora de prever el montante de dinero que vas a necesitar, debes pensar que necesitarás un promedio de seis meses para montar el restaurante. Por ello debes ir con mucho cuidado con los cálculos, y como ya hemos señalado, incluir en la inversión los meses que deberás vivir sin los ingresos que quizás ya no percibes al haber dejado tu trabajo anterior.

En cualquier caso, es importante que, aunque tus socios sean familiares o amigos, siempre se firme un acuerdo.

Vamos a empezar por clarificar una serie de conceptos de manera que el lenguaje no sea un impedimento para entender el significado de los apartados.
El pasivo de una empresa son las deudas que la empresa posee. Se recogen las obligaciones de pago que tiene, y representa lo que se debe a terceros: pagos a bancos, salarios, proveedores, impuestos…

Para clasificar los pasivos, podemos diferenciarlos entre:

 

  • Pasivo no exigible, patrimonio neto, recursos o fondos propios: son los fondos que depositan los “dueños” de la empresa y el dinero de beneficio de la empresa que reinvertimos en la propia empresa. Este dinero tiene una obligatoriedad para ser devuelto, y nadie lo puede exigir.
  • Pasivo exigible: son las deudas que la empresa posee frente a terceros y obligatoriamente deben devolverse. Los acreedores habituales suelen ser: proveedores, bancos u otros. Dentro de este apartado encontramos dos tipologías:
    • Exigible a largo plazo: deudas que vencen en un periodo superior a un año.
    • Exigible a corto plazo: deudas que vencen en un periodo inferior a un año.

 

Como hemos dicho anteriormente, existen tres alternativas para la financiación de un negocio desde el punto de vista de quien aporta el dinero:

 

  1. Emprendedor: la persona que posee la idea es capaz de aportar el dinero suficiente para comenzar el negocio.
  2. Socios: se puede formar una sociedad donde cada uno de los miembros aporta una cantidad a la empresa.
  3. Bancos (u otros acreedores): alguien externo a la empresa provee del dinero necesario requiriendo, a cambio, la devolución del mismo más el pago de algún interés.

 

En los dos primeros casos, los fondos aportados por el emprendedor o por los socios irán directamente al concepto de Patrimonio neto. En el tercer caso, el dinero se colocará en el apartado de Exigible, a corto o largo plazo en función de los periodos de devolución.

En la mayoría de los casos se utiliza una fórmula mixta de financiación para cubrir las necesidades de la empresa que queremos montar y, en ese caso, tendremos una parte del pasivo como recursos propios, otra como exigible a largo plazo y el resto como exigible a corto plazo.

En la financiación de empresas no existe una fórmula mágica que podamos aplicar para que todo funcione a la perfección sobre el balance entre el patrimonio, el exigible a largo y el exigible a corto que debamos tener, pero sí que podemos hacer algunas recomendaciones.