Una de las cosas que te vas a encontrar es que muy raramente los camareros han probado los platos que van a comer los clientes. De hecho, hay muy pocos restaurantes en todo el mundo en los que los camareros prueben los platos, principalmente por una cuestión de costes. También pasa que los cocineros no los han probado, apenas los jefes de partida. En los dos casos es inaceptable.

Si lo piensas un poco, verás que es una práctica ilógica, puesto que se rompe una parte muy importante de la relación entre el servicio y el cliente, existe una desconexión evidente entre ambos. Y esta es una cuestión sobre la cual deberás tomar una decisión y, en caso de que lo creas necesario, solucionarlo lo antes posible, desde un principio, tal como estará contemplado en el manual de operaciones del servicio.

¿Es así de fácil? ¿Basta con decidir qué se hace?

Realmente es una decisión tuya, pero debes contar con todos los datos, saber realmente el coste que representa. Desde el punto de vista profesional supone un gasto, pero lo podemos incluir en Control de Calidad o I+D, porque será muy positivo tanto por la capacitación del personal como para el buen funcionamiento del restaurante.
Los camareros deben saber lo que venden para no engañar o mal aconsejar a los clientes; y los cocineros deben probar siempre lo que cocinan, para conocer el punto de cocción, de sabor, de sal, etc.

Supongamos que:

  • Tienes ocho camareros y treinta platos en la carta.
  • Los platos se van renovando y acaban siendo setenta cada año.
  • Esto representa 560 platos para los camareros.
  • Suponiendo que hay camareros que dejan el restaurante y otros que entran, podemos calcular un número final de 800 platos.
  • Pongamos que cada plato te sale, a nivel de coste, a 5 €…
    • El total son 4.000 € anuales, que se puede multiplicar por dos si sumas a los cocineros.

Tú, como empresario, decides: ¿te interesa o no te interesa?